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La política comercial de Estados Unidos en 2025 introdujo uno de los mayores shocks arancelarios de las últimas décadas en la región. La CEPAL en el informe “Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe”, publicado el 19 de noviembre, detalla que, entre enero y agosto, “el arancel promedio de los Estados Unidos respecto del mundo se multiplicó por un factor de ocho”, pasando de 2,2% a 17,1%. La región, tradicionalmente favorecida por acuerdos y preferencias, se encontró expuesta a incrementos súbitos y desiguales.
Un salto arancelario sin precedentes
Las alzas comenzaron en marzo con un 25% adicional para México y continuaron en abril con un 10% para el resto de la región. El punto crítico llegó con los “aranceles recíprocos” anunciados el 31 de julio: desde el 7 de agosto, “la mayoría de los países de la región enfrentaron aranceles adicionales del 10% o el 15% respecto de los que prevalecían en enero”.
Varias economías con superávit bilateral —como Brasil, México y Nicaragua— fueron objeto de cargas mayores. Brasil recibió el golpe más severo: un arancel adicional del 50%, aunque casi 40% de sus exportaciones (aeronaves civiles, celulosa, jugo de naranja y castañas de cajú) quedaron exceptuadas. En el caso mexicano, el 25% aplica sólo a productos que no cumplen con el Tratado comercial de México, Estados Unidos y Canadá; el resto continúa ingresando libre de aranceles.
El resultado agregado es que la región enfrenta aranceles efectivos cercano al 10%, pero con enormes disparidades: Brasil llegó a registra un 33%; Uruguay, 20%; Nicaragua, 18%; México, apenas 8% pese al arancel oficial de 25%.
Impacto heterogéneo en comercio y exportaciones
El ajuste arancelario coincidió con un aumento del 7% en las importaciones de EE. UU. desde la región durante el primer semestre, impulsadas por compras adelantadas para evitar las alzas arancelarias. Pero la CEPAL advierte que tras abril “las importaciones se desaceleraron bruscamente”, proyectándose caídas a lo largo del segundo semestre.
No obstante, el efecto neto para la región es ambiguo: los socios extrarregionales enfrentan aranceles aún más altos, lo que genera cierta desviación de comercio favorable a América Latina. Por ello, a nivel agregado, se estima un incremento del 6% en el volumen exportado a EE. UU. en 2025. Según la CEPAL, en países como El Salvador, Honduras, Guatemala, República Dominicana, Chile y Paraguay, los aumentos podrían “triplicar o cuadruplicar el promedio regional”.
En Centroamérica, las confecciones —más del 50% de las exportaciones de El Salvador y Honduras— se vuelven más competitivas frente a proveedores asiáticos altamente penalizados. Chile y Perú ampliarían envíos de productos mineros, mientras que Costa Rica y República Dominicana registrarían alzas significativas en electrónica y equipo médico.
México también aparece como ganador relativo: la electrónica crecería más del 60% al no estar incluida en las alzas, y la agricultura y agroindustria se expandirían 8% y 19%. La excepción son automóviles y autopartes, afectados por aranceles sectoriales.
En contraste, Argentina, Uruguay, Bolivia, Trinidad y Tabago y Brasil sufren caídas de dos dígitos, especialmente en productos agrícolas, donde pierden espacio frente a competidores favorecidos por menores aranceles.
Un golpe fuerte a la inversión extranjera directa
El cambio regulatorio también afectó la IED: en el primer semestre, los anuncios de inversión cayeron 53% interanual. La CEPAL señala que la incertidumbre “podría repercutir en los flujos de IED hacia la región, especialmente en los sectores… orientados al mercado estadounidense”. Los sectores automotriz, autopartes, consumo, metales y caucho registraron desplomes de hasta 94%.
Un escenario de alta incertidumbre
El organismo advierte que “parece claro que el giro proteccionista… se mantendrá” y que Estados Unidos ha desconocido compromisos incluidos en acuerdos vigentes, excepto el TMEC. El caso brasileño —un arancel de 50% por razones no económicas— es citado como un “precedente preocupante”.
La recomendación de política es contundente: evitar respuestas reactivas, negociar estabilidad en el corto plazo y acelerar la diversificación comercial y productiva. Reforzar vínculos con la Unión Europea y socios emergentes, así como profundizar la integración regional, será clave para reducir vulnerabilidades en un entorno global más incierto y proteccionista.
Se debe hacer notar que el análisis presentado por CEPAL se basa en el estado de las políticas comerciales de Estados Unidos vigente al momento de cierre del informe. Sin embargo, en las semanas posteriores, Washington ha anunciado ajustes y retrocesos parciales en algunos de los aranceles originalmente contemplados, incluyendo reducciones o exenciones para productos de países como Brasil, Argentina, Ecuador, Guatemala y El Salvador. Por ello, ciertos efectos proyectados en el informe pueden diferir de la situación actual, que refleja un escenario más dinámico y sujeto a medidas políticas y comerciales recientes.
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