El transporte marítimo de cargas peligrosas ha estado históricamente asociado a riesgos de incendios y explosiones, pero la creciente demanda de baterías de litio introduce nuevos retos para la seguridad de la industria marítima. El reciente informe “Fires at Sea, a New Landscape” de GSBN advierte sobre la complejidad de movilizar este tipo de carga y la necesidad de actualizar los protocolos de prevención de riesgos.
De acuerdo con el reporte, los incendios a bordo vinculados al transporte de cargas peligrosas, incluidos químicos y líquidos inflamables, van en aumento. Entre ellos, las baterías de litio presentan riesgos particulares: cuando sufren daños mecánicos, sobrecarga o estrés térmico, pueden liberar gases tóxicos, inflamables y explosivos, lo que puede derivar en incendios de rápida propagación o incluso explosiones.
El documento recuerda incidentes recientes que ejemplifican la gravedad de la situación. En marzo de 2022, el buque “Felicity Ace” se hundió con 4.000 vehículos a bordo tras declararse un incendio asociado al transporte de baterías. En junio de 2025, el “Morning Midas”, que transportaba automóviles eléctricos, se incendió en el Pacífico obligando a 22 tripulantes a abandonar la nave. En este último caso, los sistemas convencionales de supresión basados en CO₂ resultaron insuficientes para controlar el fuego, lo que evidenció las limitaciones de la tecnología disponible frente a este tipo de siniestros.
Desafíos para la industria
Según GSBN, las navieras enfrentan dos grandes desafíos: prevenir declaraciones incorrectas o fraudulentas de carga, y controlar los riesgos de temperatura que pueden desencadenar la llamada “fuga térmica” o thermal runaway.
El primer punto está ligado al actual sistema de declaraciones, en gran parte basado en documentos físicos. Este proceso puede dar pie a fraudes o errores en la identificación de la carga, lo que aumenta los riesgos. La naturaleza cerrada de los contenedores, que limita la visibilidad de su contenido, también dificulta el control. Como resultado, algunas navieras optan por rechazar embarques de alto riesgo o exigir procesos de aceptación largos, lo que impacta en los tiempos de entrega y la experiencia de los clientes.
El segundo desafío está vinculado a la sensibilidad térmica de estas baterías. El informe explica que, entre 35°C y 60°C, ya existe un riesgo de fuga térmica, mientras que superar los 60°C eleva significativamente la posibilidad de explosión. En contextos de altas temperaturas, incluso cargas no clasificadas como peligrosas —como la manteca de cacao— pueden incendiarse si no se almacenan correctamente.
Un mercado en expansión
La preocupación se amplifica con la rápida expansión del mercado de baterías. El Foro Económico Mundial estima que cerca del 75% del litio extraído se utiliza actualmente para su producción, y se proyecta que la demanda crecerá más de 30% anualmente hasta 2030, impulsada por la electrónica de consumo, los vehículos eléctricos y los sistemas de almacenamiento de energía renovable.
A esta tendencia se suma el desafío adicional del transporte de baterías usadas o desechadas, que requieren protocolos distintos a las nuevas debido a su mayor vulnerabilidad. Europa, por ejemplo, ya ha establecido normas que obligan a los fabricantes a incorporar un porcentaje mínimo de materiales reciclados en nuevas baterías a partir de 2031, lo que aumentará el volumen de este tipo de carga en tránsito.
Medidas de mitigación
GSBN subraya que aún no existe un protocolo universal para manejar la temperatura de las cargas sensibles, lo que genera diferencias entre navieras y puede provocar riesgos en entornos de variación climática. Algunas medidas bajo estudio incluyen el control estratégico de la estiba, colocando contenedores vacíos o con carga no combustible junto a los de baterías para aislarlos en climas cálidos. Sin embargo, esta estrategia resulta insuficiente sin un sistema de intercambio de datos preciso y en tiempo real.
La digitalización de procesos y la verificación automatizada de información aparecen como elementos clave para mejorar la trazabilidad y reducir la posibilidad de errores en las declaraciones de carga. La colaboración entre navieras, laboratorios acreditados, aseguradoras y clientes es vista como fundamental para crear una infraestructura de confianza que permita gestionar de manera más segura este tipo de transporte.
Una prioridad compartida
El informe concluye que el manejo seguro de cargas peligrosas, en particular de las baterías de litio, es un desafío central para la industria marítima. Los incendios no solo ponen en riesgo la vida de las tripulaciones, sino también la seguridad de las naves, la carga y el medio ambiente. La adopción de nuevas técnicas de mitigación y protocolos de datos confiables se perfila como la vía más efectiva para enfrentar un riesgo que, según advierten los especialistas, seguirá en aumento en los próximos años.
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