A medida que el mundo está recurriendo a la sustentabilidad y a las prácticas ambientales, sociales y de gobernanza, las acciones e inversiones de diferentes industrias de América Latina también han ido cambiando, priorizando a los objetivos de reducción de emisiones de carbono en sus planes estratégicos plantea el informe recientemente publicado por Maersk “Trazando el futuro de la logística en América Latina”.
La publicación destaca el potencial de la región para contribuir a la transición global hacia un mundo más ecológico al ser una de los principales productoras de cobre y litio, esenciales para la electrificación de la economía global; de plata, necesaria para producir paneles solares; también concentra la mitad de la biodiversidad mundial y una tercera parte de los bosques; y, además, utiliza fuentes de energía renovables a niveles que duplican la tasa mundial, ya que más de una cuarta parte de su energía primaria se deriva del viento, el sol y los ríos.
Por otra parte, la región avanza hacia la implementación de la producción de hidrógeno verde a bajo costo y la producción de energía eólica marina a través de marcos regulatorios en Brasil. Chile, en tanto, planea hacer que este producto sea accesible para 2030 y convertirse en uno de los mayores exportadores para 2040 mediante iniciativas pioneras que incluyen la emisión de bonos financieros vinculados a objetivos de sustentabilidad.
También, los consumidores de la región cumplen un rol, puesto que la mitad de ellos está buscando empresas que compensen su impacto ambiental, lo que presenta una enorme oportunidad comercial para que retailers y fabricantes reconozcan su responsabilidad ambiental y ganen una base de clientes fieles.
¿Y en el frente de la logística?
Según la Agencia Internacional de Energía, el transporte representa más de una tercera parte de las emisiones de CO2 que provienen de los sectores de uso final, lo que posiciona a la logística a la cabeza para impulsar cambios que limiten la crisis climática. En América del Sur el sector privado se esfuerza por implementar prácticas de eficiencia energética y reducir el impacto medioambiental de las operaciones. Sin embargo, el documento indica que “el compromiso de la industria de logística en la región debe ir más allá de disminuir las emisiones directas de sus flotillas para involucrar a todos los modos de transporte, entre ellos las operaciones de terminales, el transporte por carretera, ferrocarril, barcazas y aéreo; el almacenamiento y la cadena de frío”.
Según el informe, la sustentabilidad está estrechamente vinculada con la eficiencia operativa, ya que el costo de implementar iniciativas sustentables es justificado por el ahorro en costos en otras partes de la cadena. Según una investigación realizada por una empresa naviera líder a sus 200 principales clientes, el alcance 3 es la mayor fuente de emisiones y, dentro de esta categoría, el aspecto más importante son los bienes y servicios adquiridos. Normalmente, las emisiones de esta categoría se originan en proveedores de nivel 2 o incluso de nivel 3 (fábricas de algodón, fabricantes de piezas, etc.), lo que hace que sea complejo abordarlas.
Uso de combustibles
En otro frente, el abastecimiento, el comercio y el uso de combustibles en el sector marítimo siguen siendo las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en los alcances 1 y 3 para el transporte marítimo. Panamá es uno de los pocos países de América Latina que tiene un plan claro para el uso del hidrógeno verde y podría convertirse en un actor importante en la transición energética de la región al transformarse en un hub de combustible mediante la producción de hidrógeno verde que podría alcanzar las 500.000 toneladas al año para 2030.
En servicios por contrato de logística y distribución por tierra, la sustentabilidad se está volviendo imprescindible para los equipos de compras de las principales empresas multinacionales de América Latina, puesto que ahora deben considerar tanto las emisiones de carbono como las instalaciones y flotillas ecológicas. Para responder a estas demandas, las empresas de logística están priorizando a las prácticas de eficiencia energética en sus nuevas construcciones, que ahora incluyen paneles solares en los tejados, recuperación de agua pluvial y equipos de manejo de materiales que utilizan baterías de litio. Sin embargo, pagar o implementar soluciones ecológicas de transporte y logística aún no es una práctica común entre empresas pequeñas y medianas.
En el caso del transporte terrestre, el reto es aún más difícil de superar, al considerar la infraestructura necesaria para implementar estaciones de carga para camiones eléctricos de carga pesada. En toda la región se están realizando pruebas piloto para la electrificación de camiones de carga pesada. Hasta ahora, se han centrado en identificar oportunidades para la reducción de emisiones y explorar las capacidades de los camiones eléctricos en operaciones de acarreo portuario y carga/descarga de contenedores. Se espera que a medida que se vayan produciendo modelos de camiones que puedan recorrer tramos más largos y con mayor capacidad de carga útil, aumentará gradualmente la electrificación del sector.
Por MundoMaritimo
Para una mejor experiencia, gire su dispositivo.