La cadena de suministro marítima continúa viviendo uno de los momentos más críticos de su historia, con el estrés que el COVID-19 le ha significado, con cuellos de botella y aglomeraciones en puertos que, sumado a la falta de transporte terrestre para descongestionar los terminales, suman a una situación que obliga a transportistas a sacar lo mejor de sí para llegar a destino a tiempo. Precisamente, esa solidez que la logística marítima ha demostrado es lo que destaca el Maritime Model Portfolio, estudio desarrollado por la consultora internacional Drewry y que se enfoca en el desempeño de las diferentes áreas de transporte de carga, desde carga seca, tanqueros y hasta contenedores.
Altas ganancias
El mercado de carga contenerizada está viviendo un momento agridulce, registrando altas ganancias a pesar de sufrir un descenso en la demanda. Esto se debería al aumento de las tarifas de flete que llevan meses en niveles históricos, a pesar de la congestión portuaria y retrasos generalizados en la cadena de suministro. Según consigna el documento de Drewry, la demanda debiera comenzar a subir luego del Año Nuevo Chino, que es cuando la actividad industrial en el país asiático retoma su ritmo habitual. La combinación de altas tarifas -que se estiman se mantengan- y un incremento en la demanda sería el escenario ideal para que los armadores continúen recolectando abultados dividendos.
Puertos bajo tormenta
La bonanza económica de los portacontenedores es inversamente proporcional a la situación en puertos. Las olas de nuevos contagios de COVID-19 amenazan de manera constante la fluidez de las operaciones, lo que afecta de manera directa el patrimonio portuario devaluándolo. Aun cuando los terminales registran a nivel global un incremento interanual de 19.9% en su valor patrimonial según índices de Drewry, marcando una recuperación cinematográfica del -17.5% del 2020, los operadores de terminales regionales muestran hasta 25 puntos porcentuales de diferencia con los internacionales, reflejando las dificultades que viven los puertos más pequeños cuando quedan expuestos a medidas de restricción de movilidad.
Carga seca y tanqueros
Si el 2021 fue un buen año para los portacontenedores, para la carga seca fue el mejor en su historia. No solo hubo un alza en las tarifas de flete, sino que también aumentó la demanda. Sin embargo, Drewry revela que el primer mes de 2022 vio un freno brusco con la baja de las tarifas, pero aún quedan 11 meses del año por delante para ver qué sucede con la demanda y los precios. Por su parte, el transporte de GNL marcó un aumento de 54,3% en el índice de valores de transporte marítimo de Drewry en 2021. Enero de 2022 también vio una baja, especialmente en las tarifas spot, pero el transporte de GNL es atractivo para inversionistas de largo plazo, especialmente considerando la transición energética.
Mientras, los tanqueros de crudo bajaron en su índice de valores de transporte de Drewry, marcando 18,9% menos en el cuarto cuatrimestre de 2021, situando su crecimiento interanual en apenas un 1,7% gracias a la alta demanda en octubre y septiembre en preparación para la época invernal del hemisferio norte. Lo cierto es que las tarifas del transporte del crudo no estuvieron a la par del aumento de la demanda ni las alzas de precios del petróleo Brent, ya que los volúmenes comerciales no lo reflejaron. El crudo más costoso -y, por ende, atractivo de transportar- se quedó en las reservas estratégicas e inventarios internos de los productores a la espera de mejores condiciones frente a la pandemia.
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