Una nueva ronda de tarifas impuestas por Estados Unidos (EE.UU.) sobre las líneas navieras chinas ha desatado una tormenta en el comercio marítimo global. El foco: los aranceles portuarios propuestos por la Oficina del Representante de Comercio de los Estados Unidos (USTR), que amenazan con generar no solo fricciones diplomáticas, sino también una profunda reconfiguración de las rutas comerciales y los costos logísticos en todo el mundo.
La medida afecta particularmente a tres líneas navieras chinas que operan en el comercio transpacífico:
Tanto COSCO como OOCL forman parte de la Ocean Alliance, junto a CMA CGM de Francia y Evergreen de Taiwán. Este grupo ha sido clave en las rutas entre Asia, América y Europa, pero ahora podría verse obligado a reorganizar sus operaciones informa Splash247.
Las nuevas tarifas impuestas podrían costarle a estas tres navieras chinas hasta US$10 millones anuales, una vez que las medidas se apliquen completamente según estimaciones de Sea-Intelligence. Esto obligaría a replantear su presencia en los puertos estadounidenses, delegando posiblemente los servicios con destino a EE.UU. a CMA CGM y Evergreen, mientras COSCO y OOCL se concentrarían en las rutas Asia-Europa.
La World Shipping Council (WSC), asociación que representa a las principales navieras del mundo, calificó las medidas como “un paso en la dirección equivocada”. Y añadió: “Estas tarifas aumentarán los precios para los consumidores, debilitarán el comercio estadounidense y no lograrán revitalizar su industria marítima”, declaró Joe Kramek, presidente y CEO del WSC.
El mayor problema, según el WSC, es la manera en que se estructuran los aranceles:
Basados en el tonelaje neto, lo que penaliza injustamente a los buques más grandes y eficientes.
Introducción de una tarifa inédita según la capacidad CEU (Car Equivalent Unit) para buques transportadores de automóviles, lo cual podría encarecer los precios de los vehículos en EE.UU. y ralentizar su economía.
Además, la WSC expresó serias dudas legales, señalando que las tarifas podrían exceder las facultades legales del gobierno estadounidense en materia comercial.
Las reacciones en China no se hicieron esperar.
El Ministerio de Comercio calificó las tarifas como parte de políticas “unilateralistas y proteccionistas”, y prometió tomar las “medidas necesarias para defender los intereses nacionales”.
La Asociación de Navieros de China consideró la medida como “altamente discriminatoria”.
La Asociación Nacional de Construcción Naval de China instó a la industria marítima global a resistir esta política “cortoplacista”.
Por su parte, COSCO fue enfática: “Estas medidas distorsionan la competencia justa, interfieren en el funcionamiento normal de la industria marítima global y amenazan su desarrollo sostenible.”
Incluso Hong Kong, sede del cuarto mayor registro naviero del mundo, se ha visto involucrado. Las navieras con bandera de Hong Kong están evaluando reabanderarse para evitar las nuevas tarifas. El gobierno local, por su parte, declaró que pese al “matonaje estadounidense”, seguirá trabajando con sus socios globales para defender el libre comercio y el desarrollo saludable del sector marítimo.
¿Qué viene ahora?
La reconfiguración de alianzas operativas, la posibilidad de una guerra comercial marítima, y el creciente proteccionismo estadounidense están provocando un efecto dominó en la logística internacional.
Los próximos meses serán cruciales para observar si las alianzas como Ocean Alliance resisten o se redibujan, si los costos se trasladan al consumidor, y si otras potencias —como la Unión Europea— toman partido en este nuevo capítulo del comercio global.
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