El sector portuario, crítico para el desarrollo económico y la competitividad global, enfrenta hoy un doble desafío: sostener el crecimiento del comercio y del tránsito marítimo, y al mismo tiempo responder a la presión creciente de la crisis climática y otros impactos ambientales. Según el Módulo 8 de la tercera edición del informe Port Reform Toolkit del Banco Mundial, al que accedió MundoMaritimo, estos desafíos no solo afectan la infraestructura, sino también los marcos institucionales y las estrategias de política pública que sostienen a los puertos.
“El aumento de la amenaza del cambio climático y otros desafíos ambientales, como la contaminación del aire, el ruido, la calidad del agua o el daño a los ecosistemas, está generando una presión adicional para asegurar la sostenibilidad y el funcionamiento del sector a mediano y largo plazo”, destaca el informe.
Los desafíos de la descarbonización
Uno de los principales ejes de acción es la descarbonización. Los puertos están llamados a desempeñar un papel triple: 1) reducir las emisiones propias de sus operaciones, 2) facilitar la transición energética del transporte marítimo mediante infraestructura para combustibles verdes y energía a bordo, y 3) contribuir a la transición energética nacional mediante la importación, exportación o suministro de energías limpias a otras industrias. En palabras del estudio, “los puertos inteligentes con respecto al clima abordan proactivamente la mitigación, reduciendo su dependencia de los combustibles fósiles y construyendo capacidad significativa para suministrar combustibles y electricidad con bajas emisiones de carbono”.
Sin embargo, la implementación de estas estrategias enfrenta obstáculos significativos. La fragmentación de responsabilidades entre autoridades portuarias, gobiernos locales, operadores y otros actores dificulta la gestión ambiental. Además, muchas inversiones en adaptación climática no están contempladas en los acuerdos de concesión existentes, lo que puede retrasar o limitar su ejecución. “La gestión ambiental y la inversión en proyectos ambientales se ven obstaculizadas por la multitud de actores involucrados, lo que debilita el mandato de los actores públicos y limita la capacidad de distribuir costos y beneficios”, advierte el documento.
La necesidad de adaptación no es solo futura: los eventos climáticos extremos ya afectan a los puertos. Un ejemplo citado es el daño ocasionado por el huracán Sandy a los puertos de Nueva York y Nueva Jersey, que provocó un cierre temporal, desvío de portacontenedores y pérdidas millonarias. Esto demuestra que los impactos físicos del clima extremo son una amenaza real para la continuidad operativa y la resiliencia de los puertos.
El camino hacia una gestión sostenible
En este contexto, el informe propone un esquema metodológico para desarrollar estrategias de sostenibilidad ambiental en puertos, que incluye desde la evaluación inicial de la estrategia ambiental vigente hasta la priorización de acciones y la medición de resultados. Se enfatiza la necesidad de combinar soluciones “duras”, como la protección física contra olas extremas o inundaciones, con soluciones “blandas”, que implican coordinación institucional, voluntad política y marcos regulatorios adecuados.
La transición hacia energías verdes también tendrá efectos sobre la infraestructura portuaria. Algunos terminales existentes podrían volverse obsoletos debido a cambios en la composición del comercio o a la mayor vulnerabilidad de los activos frente al clima. No obstante, esta transición ofrece oportunidades: diversificar la capacidad energética de los puertos y consolidar su posición competitiva en el comercio internacional.
El informe subraya que la sostenibilidad ambiental se ha convertido en un factor diferenciador. Puertos capaces de operar con bajas emisiones de carbono, brindar suministro de energías limpias y mantener operaciones resilientes ante eventos climáticos son más atractivos para los clientes y actores logísticos, mientras que los puertos rezagados en esta transición corren el riesgo de perder competitividad. “El descuido de problemas ambientales críticos, como el cambio climático y la contaminación del aire, impactará negativamente en la competitividad de un puerto o sistema portuario”, indica el texto.
Finalmente, la digitalización aparece como un aliado clave. La recopilación y gestión de datos permite monitorear el consumo de recursos, optimizar la coordinación de vehículos y reducir tiempos de inactividad, contribuyendo a una operación más eficiente y respetuosa con el medio ambiente.
En suma, el módulo concluye que los puertos deben integrar la sostenibilidad ambiental como parte central de su estrategia de desarrollo. La capacidad de adaptarse a la transición energética, gestionar riesgos climáticos y coordinar múltiples actores determinará no solo su desempeño ambiental, sino también su competitividad futura en un contexto global marcado por la urgencia climática y la transformación del comercio marítimo.
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