Daria Krivonos, directora ejecutiva del Instituto de Estudios del Futuro de Copenhague, enfatiza que una de las razones por las que se obtienen soluciones incorrectas es porque solo planificamos para un futuro en particular. Desde su experiencia como economista y futurista, dio a conocer su visión acerca de múltiples futuros en juego durante una de las sesiones de Xeneta Summit 2022. “Cuanto más nos alejemos en el tiempo, mayor será la distancia y mayor será el vector. Si consideramos solo un futuro para nuestro negocio, estamos planeando fracasar”, apunta.
Pero ¿se puede trabajar con infinitas posibilidades para el futuro de manera estructurada? Según Krivonos, sí, pero antes hay que reconocer nuestros prejuicios y todo el mundo al menos opera con cinco de estos sesgos:
El Triángulo del Futuro
Tras reconocer nuestros sesgos se debe comenzar a ver cómo discutir soluciones futuras usando el triángulo futuro, una herramienta para explorar los impulsores pasados, presentes y futuros que dan forma al futuro. Krivonos sugiere pensar primero en los impulsores del futuro, ya que es la forma correcta de usar esta herramienta. Un ejemplo es empezar el futuro de tus hijos a tu edad: ¿Tienen hijos, o les pintamos un futuro tan distópico que dejan de tener hijos? ¿Qué tienen para el desayuno? ¿Siguen estudiando durante cinco años en la universidad y luego usan esas habilidades durante otros 15 como lo hacemos ahora?
Una visión del futuro
En la ocasión expuso una imagen creada en 1950 que relataba cómo sería la vida diaria en el año 2000. El dibujo expone algo parecido a un iPad, un televisor de pantalla plana en tiempo real, electrodomésticos inalámbricos, un microondas, aerolíneas comerciales en el aire, papá regresa a casa del trabajo, y mamá está en cocina mientras el abuelo fuma.
Destaca en esta imagen el uso de la tecnología. Sin embargo, el tejido de la familia es el mismo que el de 1950. ¿Qué sucede en un hogar? ¿Qué sucede en la sociedad? En el ejercicio expuesto la imaginación no consideró que la estructura familiar y los roles de esta familia iban a cambiar.
Krivonos señala esta brecha en la imaginación para resaltar que, incluso con todo el avance tecnológico, si no logras imaginar quién lo usará en función de la dinámica interna de una sociedad, terminará en el cementerio.
“La tecnología no es una fuerza revolucionaria en sí misma, pero en muchos sentidos, es un multiplicador de fuerza a tener en cuenta”, apunta. Muy pocas tecnologías han revolucionado el mundo. Es por eso que tenemos las revoluciones de la industria 1, 2 y 3. La próxima frontera es la Industria 4.0, pero lo único que aún tiene que cambiar es nuestro enfoque de la tecnología como humanos.
Todo lo que existe cuando naces es natural. Si eres nativo digital, esta tecnología será lo más natural del mundo para ti. Diferentes grupos de edad tendrán diferentes actitudes hacia la tecnología y no se puede tratar a todos ellos de la misma manera en este viaje de tecnología exponencial, que también afecta al transporte de bienes.
Se puede decir que el transporte de bienes es una industria heredada y que solo puede moverse lentamente. Pero, a medida que la tecnología mejora, las expectativas de las personas aumentan exponencialmente.
Los clientes del sector esperarán la misma experiencia fluida que obtienen en Uber desde sus plataformas y servicios. A nadie le importará si su empresa no puede colaborar con un agente de carga o si no intercambia datos. La gente esperará lo imposible si es posible en otro lugar.
Hay toneladas de potencial en la digitalización, pero también hay muchas formas de hacerlo mal. Cuando incorpore nuevos empleados, algunos de ellos serán de la generación X, mientras que otros habrán obtenido su primer iPhone después de los 40 años y deberán ser tratados de manera diferente porque son diferentes.
“Como líder, es su responsabilidad ayudar a que sus clientes y su talento florezcan, lo que a cambio le ayudará a hacer crecer su negocio”, afirma Krivonos.
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