En el sector marítimo, donde la seguridad depende de la atención constante y la toma de decisiones precisas, el uso de dispositivos electrónicos personales como teléfonos móviles y tabletas sigue representando una fuente significativa de distracción. A pesar de los riesgos conocidos y de los antecedentes documentados de incidentes graves, su uso continúa siendo común a bordo de los buques y en operaciones portuarias críticas, según un reciente informe de Gard.
Una de las razones de esta persistencia es el hábito arraigado de conectividad inmediata y la percepción errónea de que es posible realizar múltiples tareas sin afectar el rendimiento. Sin embargo, estudios y casos recientes demuestran que estas prácticas pueden comprometer gravemente la seguridad de las operaciones.
Casos que ilustran el riesgo
Diversos incidentes marítimos recientes reflejan el impacto directo del uso de dispositivos personales durante tareas críticas. En uno de ellos, un oficial de guardia modificó el rumbo de una nave en un punto crítico sin verificar el tráfico circundante, lo que provocó una colisión y el posterior vuelco de otro buque. Dos tripulantes perdieron la vida. El informe reveló que el oficial había estado utilizando una tableta durante gran parte de su turno.
Un segundo incidente involucró el uso intensivo de un teléfono móvil personal durante una operación de zarpe provocó que el buque encallara. La investigación señaló que la atención del sujeto estaba dividida entre llamadas, mensajes de texto y correos electrónicos, lo que afectó su capacidad para tomar decisiones precisas.
¿Multitarea?
Los especialistas advierten que la supuesta habilidad de realizar varias tareas simultáneamente es, en realidad, un proceso de intercambio constante de atención, conocido como cambio de tareas. Este fenómeno agota los recursos cognitivos, disminuye la concentración y ralentiza el tiempo de reacción. En un entorno como el puente de mando de un buque o una operación de carga, esta reducción del rendimiento puede tener consecuencias graves.
Estudios en el ámbito del transporte terrestre han mostrado que el uso del teléfono móvil —incluso en modo manos libres— puede ser más perjudicial que conducir bajo los efectos del alcohol. Los tiempos de reacción de los conductores que usan el teléfono son hasta un 30% más lentos que los de aquellos con el nivel máximo legal de alcohol en sangre.
Otro efecto identificado es la alteración de la visión nocturna. Luego de interactuar con la pantalla de un teléfono, los ojos pueden tardar un tiempo considerable en adaptarse nuevamente a la oscuridad. Esto es especialmente relevante para los miembros de la tripulación que trabajan durante la noche.
Recomendaciones y medidas de mitigación
Con base en estas evidencias, diversas organizaciones del sector marítimo han desarrollado lineamientos para limitar los riesgos relacionados con los dispositivos electrónicos personales. Entre ellas, BIMCO, The Nautical Institute, IMAREST e InterManager han colaborado en un conjunto de recomendaciones orientadas a mejorar la gestión del uso de estos dispositivos a bordo.
Las principales medidas propuestas incluyen:
Las recomendaciones también subrayan que la implementación de políticas no es suficiente por sí sola. Se debe asegurar la comprensión de los riesgos por parte de la tripulación, fomentar la cultura de la atención plena durante las operaciones y verificar de manera continua el cumplimiento de los protocolos.
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